Recuerdos que dejan huella
Hay momentos que quedan marcados para siempre en la memoria de las personas, sin importar cuánto tiempo haya pasado, o si eran muy pequeños en el momento en que ocurrieron los hechos. Es como si la mente tuviera a una pequeña personita sentada frente a un monitor (un poco al estilo de la película Intensamente de Disney), seleccionando cuáles son los recuerdos fundamentales. De momento, pueden algunos de ellos no parecer importantes o significativos, pero es en la adultez que cobra un poco más de sentido.
Esos recuerdos son de lo más variados: Está esa ocasión en la que te caíste y golpeaste tu cabeza, y fuiste llorando con un chichón hacia tu mamá; pero también está la ocasión del primer gol que marcaste en un partido, o el examen de matemáticas para el que tanto tiempo estudiaste y que felizmente pasaste, y celebraste con un helado. ¿Cómo olvidar cuando, estando en el colegio, un amigo contó un chiste tan gracioso, que comenzó a dolerte la panza? El momento en que viste a esa persona que te hizo saber dónde está el corazón por primera vez. O ese en que, luego de mucho esfuerzo, de victorias, algunas pocas batallas perdidas, pero en especial en muy buena compañía, lanzaste el birrete al aire, y con una carcajada, abrazaste a tus amigos.
Pero, ¿y la función de todo esto? Parece algo banal, ¿no? La función es también simple: Recordarte cómo ser feliz, la sencillez de la vida, la paz que trae una carcajada o la satisfacción de tus pequeños triunfos; pero, sobre todo, la función es que nunca, pero jamás de los jamases, olvides ser un niño y disfrutar como ellos.
Todas esas aventuras que viviste, los pequeños rasguños en las rodillas tras jugar al escondidijo, o las horas contándole a tus padres lo que hiciste en el colegio con tus amigos… Ah, el colegio, ese lugar donde conociste a unos de los mejores amigos, y donde aprendiste no solo de números y letras, sino también sobre la vida. De ese lugar vienen muchas de esas memorias, ¿no?
Tu hijo también merece la oportunidad de formar una gran cantidad de historias como las que tú le puedes contar de tu época de estudiante, por eso el Liceo Salazar y Herrera le abre sus puertas para que comience la aventura en la mejor compañía.